Para contratar un seguro de vida, los requisitos básicos son: ser mayor de edad, estar en plena capacidad física y mental, y no padecer de enfermedades graves. No obstante, cada compañía de seguros puede tener sus propias exigencias.
Por lo general, el seguro de vida requiere de un examen médico para determinar el riesgo a cubrir. En este examen se pueden pedir pruebas de laboratorio, análisis clínicos y/o una evaluación por parte de un especialista.
En algunos casos, se puede contratar un seguro de vida sin examen médico, pero este tipo de pólizas suelen ser más caras y cubren una suma menor en caso de fallecimiento.
Si se cumplen los requisitos y se pasa el examen médico, el siguiente paso es elegir el tipo de seguro de vida que se desea contratar. Existen seguros de vida temporales, permanentes, universales y variable. Cada uno de ellos tiene sus propias características y cubre unas necesidades específicas.
Una vez que se ha seleccionado el tipo de seguro, se debe escoger la suma asegurada. Esta cantidad debe ser lo suficientemente alta como para cubrir las necesidades de los beneficiarios en caso de fallecimiento del asegurado, pero no tanto como para representar una carga económica excesiva.
Por último, se debe decidir el plazo del seguro. Los seguros de vida pueden ser a corto, medio o largo plazo. El plazo más común es de 10 años, aunque también se pueden contratar seguros a 20 o 30 años.