Para que una exportación sea posible, el país de origen debe tener productos o bienes para ofrecer al exterior y el país de destino debe estar dispuesto a recibirlos. En la mayoría de los casos, el proceso de exportación requiere de la intervención de una serie de agentes especializados, tales como agentes de aduanas, transportistas y, en algunos casos, abogados especialistas en comercio internacional.
Para efectuar una exportación, lo primero que necesita el exportador es un cliente en el país de destino dispuesto a comprar el bien o producto que se desea vender. Aunque en algunos casos el exportador puede buscar directamente a este cliente, lo más común es que cuente con la intervención de un intermediario. Una vez que se tiene el cliente, lo siguiente que se necesita es una oferta vinculante, que es un documento en el que el comprador se compromete, bajo ciertas condiciones, a comprar el producto ofrecido por el exportador.
Una vez que se tiene el cliente y la oferta vinculante, el exportador debe obtener una licencia de exportación del gobierno de su país. Esta licencia es un permiso que otorga el gobierno para que el exportador pueda llevar a cabo la exportación del producto en cuestión. En algunos casos, el exportador también necesitará una licencia de importación del país de destino.
Una vez que se cuenta con todos los permisos necesarios, el siguiente paso es empacar el producto de forma adecuada para el transporte. En este punto, es importante tener en cuenta que, en algunos casos, el país de destino puede imponer ciertas restricciones de empaque. Una vez que el producto está empacado, se debe transportar hasta el puerto de salida más cercano.
En el puerto, el producto debe ser cargado en un buque para ser enviado al país de destino. Aunque en algunos casos el exportador puede contratar directamente el servicio de transporte, lo más común es que cuente con la intervención de una compañía de transporte marítimo.
Una vez que el producto llega al país de destino, debe ser descargado del buque y transportado hasta el almacén o el domicilio del comprador. En algunos casos, el exportador puede contratar el servicio de transporte hasta el domicilio del comprador, pero lo más común es que se contrate un servicio de transporte terrestre hasta el almacén.
Una vez que el producto llega al almacén, debe ser almacenado de forma adecuada hasta que el comprador lo recoja. En algunos casos, el comprador puede contratar el servicio de almacenaje directamente con el exportador, pero lo más común es que se contrate un servicio de almacenaje con una empresa especializada.