Los requisitos para un juicio hipotecario son bastante estrictos. Para empezar, se necesita que el demandante sea el titular de la hipoteca. En segundo lugar, se debe establecer que la entidad bancaria no ha cumplido con sus obligaciones. Y, por último, el demandante debe demostrar que ha intentado de buena fe llegar a un acuerdo con el banco.
En primer lugar, es necesario que el demandante sea el titular de la hipoteca. Esto significa que debe haber sido el que ha solicitado el préstamo y que, por tanto, es el que está obligado a devolverlo. En segundo lugar, se debe establecer que la entidad bancaria no ha cumplido con sus obligaciones. Es decir, que ha incumplido el contrato de hipoteca y que, por tanto, el demandante tiene derecho a que se le devuelva el dinero que ha prestado.
Por último, el demandante debe demostrar que ha intentado de buena fe llegar a un acuerdo con el banco. Es decir, que ha intentado negociar de manera razonable y que, sin embargo, el banco ha rechazado llegar a un acuerdo. Si se cumplen todos estos requisitos, el demandante podrá presentar una demanda hipotecaria ante los tribunales.