Ser una persona normal requiere mucho esfuerzo y dedicación. No basta con aparentar ser normal, tienes que actuarlo. Hay que esforzarse por controlar los impulsos, tener autocontrol y ser responsable. No puedes dejar que tus emociones te controlen, tienes que controlarlas. Tampoco puedes dejar que la opinión de los demás te afecte demasiado, tienes que ser tú mismo. Y, sobre todo, tienes que ser constante. No puedes ser una persona normal sólo cuando te conviene, o cuando te sientes bien. Tienes que serlo todo el tiempo. No es fácil, pero vale la pena.