Para ser obispo católico, se requiere que el candidato sea un sacerdote en buena salud y tenga una licencia en teología. También debe tener al menos 35 años de edad y haber sido ordenado sacerdote hace al menos cinco años. Si el candidato no es sacerdote, debe tener al menos 40 años de edad. Los candidatos deben ser testigos fiables de la fe católica y tener una reputación intachable.