Para ser ciudadano romano se requería ser nacido de padres ciudadanos romanos. También se podía obtener la ciudadanía por matrimonio, adopción o por decreto del Senado. Los extranjeros podían ser naturalizados después de cumplir un período de veinticinco años de servicio militar. Los ciudadanos romanos gozaban de derechos y privilegios que no tenían los no ciudadanos. La ciudadanía romano se perdía por condena penal o por renunciar a ella.
Los ciudadanos romanos gozaban de derechos y privilegios que no tenían los no ciudadanos. Entre estos derechos se encontraban el derecho a voto, el derecho a ser elegido para un cargo público y el derecho a recurrir a la justicia. Los ciudadanos también tenían el deber de defender a Roma en caso de guerra. Los ciudadanos romanos eran considerados súbditos del emperador y debían obedecer sus leyes.
La ciudadanía romano se perdía por condena penal o por renunciar a ella. Los ciudadanos que cometían delitos eran castigados según la ley. Los ciudadanos que eran exiliados perdían su ciudadanía. También se perdía la ciudadanía si se declaraba en quiebra o si se vendía como esclavo. Los ciudadanos que renunciaban a su ciudadanía eran despojados de todos sus derechos y privilegios. Los ciudadanos romanos eran considerados súbditos del emperador y debían obedecer sus leyes. Los ciudadanos romanos tenían el deber de defender a Roma en caso de guerra.