Para ser administrador concursal, se requiere ser abogado y estar inscrito en el Colegio de Abogados. Asimismo, se debe acreditar una idoneidad profesional, tanto personal como profesional, y una solvencia económica y patrimonial. Además, el administrador concursal debe ser imparcial y no tener ningún conflicto de intereses con la empresa en concurso de acreedores.
Para acreditar la idoneidad profesional, el administrador concursal debe presentar un informe detallado de sus antecedentes profesionales y personales, así como una declaración jurada de bienes. En cuanto a la solvencia económica, el administrador concursal debe presentar una declaración de bienes y una certificación bancaria que acredite que posee los fondos necesarios para hacer frente a los gastos del concurso.
Una vez que se ha presentado toda la documentación requerida y se ha superado el proceso de selección, el administrador concursal debe designar un equipo de profesionales para que le ayuden a llevar a cabo su labor. El equipo debe estar formado por un abogado, un contable y un economista, entre otros. El administrador concursal debe velar por el cumplimiento de las leyes concursales y por la protección de los intereses de los acreedores. Asimismo, debe llevar a cabo una gestión eficiente de los recursos de la empresa en concurso de acreedores y velar por la correcta aplicación de los procedimientos concursales.