Para patentar un invento, es necesario que el mismo cumpla con una serie de requisitos. En primer lugar, el invento debe ser nuevo. Esto quiere decir que no puede haber sido descrito en ningún lugar del mundo, ni siquiera en forma de prototypes o modelos. En segundo lugar, el invento debe ser técnicamente viable, es decir, que debe ser capaz de funcionar de la manera descrita en la patente. Y en tercer lugar, el invento debe tener una aplicación práctica, es decir, que debe servir para algún fin útil.
Una vez que se ha cumplido con todos estos requisitos, el siguiente paso para patentar un invento es solicitar la patente. Esto se hace a través de una solicitud de patente, en la que se describe el invento y se especifican los requisitos que se han cumplido. La solicitud de patente debe presentarse ante la Oficina de Patentes y Marcas del país en el que se desea patentar el invento. Si se trata de un invento internacional, se puede presentar la solicitud a través de la Oficina de Patentes y Marcas de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual.
Una vez que se ha presentado la solicitud de patente, el examinador de patentes evaluará si el invento cumpla con todos los requisitos necesarios. Si el examinador considera que el invento es patentable, se otorgará la patente. Si el examinador considera que el invento no es patentable, se notificará al solicitante y este tendrá la oportunidad de presentar una reclamación. Si la reclamación es rechazada, el solicitante podrá apelar la decisión del examinador ante la Junta de Apelaciones de Patentes.