En primer lugar, es importante saber que un ERTE es una medida temporal de suspensión de contratos y/o reducción de jornada. Se trata de un procedimiento que se puede aplicar en empresas con dificultades económicas o productivas, y que tiene como finalidad proteger el empleo. Los ERTE pueden afectar a todos los trabajadores de la empresa o solo a un sector concreto.
Para poder solicitar un ERTE, la empresa debe acreditar una causa objetiva que justifique la medida. Algunas de las causas más habituales son:
Una vez que se ha decidido solicitar un ERTE, la empresa debe notificarlo por escrito a la plantilla y a los representantes de los trabajadores (si los hubiera). También debe comunicarlo a la Autoridad Laboral y a la Seguridad Social. La solicitud de ERTE debe ir acompañada de un informe técnico que acredite la causa que lo motiva.
Si se aprueba el ERTE, se suspenderán los contratos de trabajo o se reducirá la jornada de los trabajadores afectados. En algunos casos, también se pueden aplicar otras medidas como la reducción de salarios.
Los trabajadores afectados por un ERTE tienen derecho a cobrar un subsidio por desempleo. Este subsidio se calcula en función de la base reguladora y tiene una duración máxima de 12 meses. Los trabajadores que tengan derecho a cobrar el subsidio de desempleo también podrán acceder a otros beneficios como la ayuda por hijo a cargo.
Para acceder al subsidio de desempleo, los trabajadores deben estar inscritos como demandantes de empleo. Si no lo están, deberán solicitarlo en el Servicio Público de Empleo correspondiente. Una vez que estén inscritos, deberán presentar una solicitud de subsidio en el plazo de 60 días desde que se produzca el cese de su actividad laboral.