Los aceites de oliva deben cumplir ciertos requisitos de calidad y de seguridad alimentaria, tanto a nivel nacional como a nivel de la Unión Europea, para poder ser exportados. El objetivo de estos requisitos es garantizar que el aceite de oliva cumpla con los estándares necesarios para proteger la salud de los consumidores y asegurar una calidad y una seguridad alimentaria uniformes en toda la Unión Europea.
Para poder exportar aceite de oliva a la Unión Europea, el productor debe cumplir con una serie de requisitos establecidos en el Reglamento (CE) nº 2568/91 del Consejo, de 11 de julio de 1991, sobre aceites de oliva destinados a la alimentación humana.
En primer lugar, el aceite de oliva debe ser producido en un país miembro de la Unión Europea o en un país tercero que haya firmado un acuerdo con la Unión Europea que lo autorice a exportar aceite de oliva a la Unión. En segundo lugar, el aceite de oliva debe estar etiquetado de acuerdo con las normas establecidas en el Reglamento (CE) nº 1169/2011 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 25 de octubre de 2011, relativo a la información alimentaria facilitada al consumidor.
En tercer lugar, el aceite de oliva debe cumplir con los requisitos de calidad establecidos en el Reglamento (CE) nº 2568/91, que incluyen requisitos relativos al grado de maduración de las aceitunas, al grado de acidez, a la presencia de impurezas y a otros factores. En cuarto lugar, el envase del aceite de oliva debe cumplir con ciertos requisitos de seguridad y calidad, como la protección contra la contaminación y el deterioro del aceite.
Por último, el aceite de oliva debe someterse a un análisis de laboratorio para comprobar que cumple con todos los requisitos antes de ser exportado. Si el aceite de oliva no cumple con todos estos requisitos, no podrá ser exportado a la Unión Europea.