A partir del 21 de abril de 2021, todos los viajeros mayores de 2 años que se dirijan a Estados Unidos por vía terrestre, ya sea en coche o en transporte público, deberán presentar una prueba de COVID-19 negativa realizada en las 72 horas anteriores a la llegada, o bien documentar que han superado la enfermedad. Además, deberán completar una Declaración de Salud en la que confirmen que no presentan síntomas y que se comprometen a seguir las pautas de salud y seguridad establecidas por el país.
Los viajeros que no cumplan con estos requisitos no podrán entrar en Estados Unidos. No obstante, se permitirán excepciones en determinados casos, como los militares, los ciudadanos estadounidenses y los residentes permanentes, entre otros.
Por otro lado, desde el 19 de enero de 2021 ya no se requerirá la prueba de COVID-19 a los pasajeros que viajen en avión a Estados Unidos. No obstante, deberán completar la Declaración de Salud y, si procede, presentar una prueba de recuperación.
Estas nuevas medidas se han adoptado con el objetivo de frenar la propagación del coronavirus y garantizar la seguridad de todos los viajeros.