Para donar plaquetas, necesitarás someterte a una prueba de selección médica. Esto incluye una revisión de tu historial médico, un análisis de sangre y una entrevista para asegurarse de que estás bien informado sobre el proceso de donación. Si se determina que eres apto para donar, se realizará una extracción de sangre de una vena de tu brazo. Durante la extracción, la sangre se introduce en una máquina especial que separa las plaquetas de la sangre. Las plaquetas son luego almacenadas en un envase esterilizado y transportadas a un hospital o centro médico para su uso inmediato.
Para ser elegible para donar plaquetas, generalmente debes tener entre 18 y 60 años de edad, aunque algunos estados permiten la donación de personas de 16 y 17 años con el consentimiento de un padre o tutor. También es importante que estés en buena salud general y que no tengas ninguna enfermedad que pueda afectar la calidad de las plaquetas. Además, no puedes estar tomando medicamentos que interfieran con la producción de plaquetas, como la aspirina o el ibuprofeno.
Después de donar plaquetas, es importante beber mucha agua para rehidratarse y evitar el consumo de alcohol durante las siguientes 24 horas. También se recomienda hacer ejercicio suave y descansar durante un día o dos para permitir que el cuerpo se recupere de la extracción de sangre. Si sientes alguno de los siguientes síntomas, llama a tu centro de donación de sangre o a tu médico inmediatamente: dolor o enrojecimiento en el sitio de la inyección, fiebre, escalofríos, dolor de cabeza, náuseas o vómitos.