Los requisitos no funcionales son aquellos que no afectan el comportamiento del sistema, sino su calidad. Se refieren a características como la usabilidad, la seguridad, el rendimiento, la escalabilidad o la disponibilidad. Algunos ejemplos de requisitos no funcionales podrían ser:
En general, los requisitos no funcionales son más difíciles de cuantificar que los requisitos funcionales. Por ejemplo, es difícil definir un tiempo de respuesta máximo aceptable para una aplicación, ya que esto puede variar según el tipo de aplicación y el contexto en el que se utilice. No obstante, es importante tener en cuenta estos requisitos a la hora de desarrollar una aplicación, ya que el usuario final espera que la aplicación cumpla con todas sus necesidades, tanto funcionales como no funcionales.