Los requisitos no funcionales de un proyecto son un conjunto de características que no afectan directamente al funcionamiento del software, sino que describen cómo debe comportarse el software. Algunos ejemplos de requisitos no funcionales son el rendimiento, la escalabilidad, la fiabilidad, la seguridad, la portabilidad y la usabilidad.
Los requisitos no funcionales suelen ser más difíciles de cuantificar y evaluar que los requisitos funcionales, ya que no se trata de una característica concreta que se pueda medir de forma objetiva. Sin embargo, son igualmente importantes para el éxito del proyecto, ya que un software que no se comporta de forma adecuada no será de ninguna utilidad para los usuarios.
Por lo tanto, es esencial que se tenga en cuenta a la hora de elaborar los requisitos no funcionales del proyecto. Se debe realizar un análisis detallado de las necesidades del software y establecer unos objetivos claros y medibles. Una vez que se cuenta con esta información, se debe definir un plan de pruebas para asegurarse de que el software cumple con todos los requisitos no funcionales.