Los requisitos no funcionales de rendimiento indican cómo debe de funcionar el software. Se centran en la calidad del software y no en su funcionalidad. Los requisitos no funcionales de rendimiento pueden evaluarse y medirse, y deben de estar especificados de forma clara y concisa.
Algunos ejemplos de requisitos no funcionales de rendimiento son el tiempo de respuesta, el tiempo de procesamiento, la capacidad de procesamiento, la fiabilidad, la disponibilidad, la portabilidad y la escalabilidad.
Los requisitos no funcionales de rendimiento deben de estar alineados con los objetivos de negocio y las metas de desempeño del software. También deben de tenerse en cuenta otros factores, como el entorno en el que se va a desplegar el software, las limitaciones de hardware y las limitaciones de tiempo y presupuesto.
Los requisitos no funcionales de rendimiento deben de ser evaluados y medidos en todas las fases del ciclo de vida del software. Se deben de establecer objetivos de rendimiento y límites aceptables, y se deben de realizar pruebas de rendimiento para garantizar que el software cumple con los requisitos.