Nacionalidad es la relación jurídica que une a una persona con un Estado. Se adquiere por nacimiento, naturalización o por opción. La nacionalidad es un concepto jurídico y no étnico o racial. Es decir, que se adquiere en función de un vínculo jurídico con un Estado y no en función de la pertenencia a un grupo étnico o cultural. Se puede ser nacional de un país y, a la vez, pertenecer a otro grupo étnico o cultural. Por ejemplo, los hindúes son nacionales de la India y, a la vez, pertenecen al grupo étnico hindú. En cambio, los sijs son un grupo étnico que habita en los Paquistán, India y Afganistán, pero no tienen nacionalidad en ninguno de estos tres países.
La nacionalidad es un derecho y, al mismo tiempo, un deber. Es un derecho porque toda persona tiene derecho a tener una nacionalidad y a cambiarla si así lo desea. Es un deber porque, una vez que se adquiere una nacionalidad, se está obligado a cumplir con las normas jurídicas y constitucionales del país de que se es nacional. Los derechos y deberes que derivan de la nacionalidad están recogidos en la Constitución y en la ley de cada país.
La nacionalidad confiere a las personas un estatus jurídico y les otorga derechos y deberes ante la sociedad y el Estado. Entre los derechos que confiere la nacionalidad se encuentran el derecho a la protección del Estado, el derecho a la igualdad ante la ley, el derecho a la libre circulación, el derecho a residir en el territorio nacional, el derecho a voto y el derecho a ser elegido para ocupar cargos públicos.
Algunos de los deberes que impone la nacionalidad son el deber de lealtad al Estado, el deber de respeto a la Constitución y las leyes, el deber de defender el territorio nacional y el deber de cumplir con los impostos establecidos por la ley.
La nacionalidad es un derecho humano fundamental. Según el Artículo 15 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, «toda persona tiene derecho a tener nacionalidad». El Artículo 7 de la Convención sobre los Derechos del Niño establece que «todo niño tiene derecho a adquirir una nacionalidad». La nacionalidad es, por tanto, un derecho humano fundamental de todos los seres humanos, independientemente de su edad, etnia, religión, sexo, idioma, opinión política, origen nacional o cualquier otra condición.
La nacionalidad es un derecho humano que se adquiere y puede perder. Se adquiere por nacimiento, naturalización o por opción. Se pierde por renuncia, por expulsión o por pérdida de la ciudadanía. La nacionalidad no se puede perder por matrimonio, divorcio, por cambio de domicilio o por cambio de residencia.