La incapacidad permanente es una situación en la que una persona no puede realizar su trabajo debido a una lesión o enfermedad. Esto puede ser debido a un accidente, una enfermedad degenerativa o una enfermedad terminal. En algunos casos, la incapacidad permanente puede ser parcial, lo que significa que la persona todavía puede realizar algunas de sus tareas, pero en otros casos puede ser total, lo que significa que la persona no puede realizar ninguna de sus tareas. Si la incapacidad permanente es total, la persona puede ser elegible para la pensión de invalidez.
Para determinar si una persona es elegible para la pensión de invalidez, se debe considerar la edad, el nivel de educación y la experiencia laboral de la persona, así como la naturaleza y gravedad de su incapacidad. En general, cuanto más joven sea una persona, más fácil será que se le otorgue la pensión de invalidez. Sin embargo, también se debe tener en cuenta el nivel de educación y la experiencia laboral de la persona, ya que esto puede afectar la capacidad de la persona para reeducarse y/o encontrar un nuevo trabajo.
En cuanto a la naturaleza y gravedad de la incapacidad, se debe tener en cuenta el tipo de lesión o enfermedad que tiene la persona, así como la edad de la persona. Por ejemplo, si la persona tiene una lesión en la columna vertebral, esto puede ser más grave que si la persona tiene una enfermedad degenerativa. También se debe tener en cuenta la edad de la persona, ya que una persona más joven tendrá más probabilidades de recuperarse de una lesión que una persona más vieja.
En general, se requieren dos años de incapacidad permanente para calificar para la pensión de invalidez. Sin embargo, en algunos casos, la pensión de invalidez puede otorgarse antes de los dos años si se determina que la incapacidad permanente es total y irreversible. También se puede otorgar la pensión de invalidez si se determina que la incapacidad permanente es total y reversible, pero que la persona no puede volver a trabajar por un período de tres años o más.