La incapacidad permanente absoluta es una situación en la que la persona no puede realizar ninguna actividad laboral por culpa de una patología. Esto implica que la persona no puede volver a trabajar de forma remunerada en el mercado laboral.
Para que una persona pueda acceder a la prestación por incapacidad permanente absoluta debe reunir una serie de requisitos:
En primer lugar, debe haber cotizado un mínimo de 360 días en los últimos cinco años.
En segundo lugar, debe haber perdido la capacidad de trabajar de forma total y permanente.
En tercer lugar, la patología que impide trabajar debe estar debidamente certificada por un informe médico.
Si se cumplen estos requisitos, la persona podrá acceder a la prestación por incapacidad permanente absoluta. La cuantía de la prestación se calcula en función de los años cotizados, y suele ser de unos 1.000 euros al mes.