Los requisitos funcionales de una página web indican qué funciones debe realizar la aplicación. En general, se trata de un listado de acciones que el usuario debe poder realizar y de las respuestas que debe obtener de la aplicación en cada caso. Aunque el listado de requisitos funcionales suele ser extenso, conviene priorizar aquellos que sean imprescindibles para el usuario. De esta forma, se pueden dividir los requisitos en fases de desarrollo, implementando primero los más importantes y añadiendo los demás en versiones posteriores.
Para redactar los requisitos funcionales de una aplicación web, es necesario tener en cuenta el objetivo de la misma y el público al que va dirigida. En primer lugar, hay que definir las funciones que se desean implementar en la aplicación y, a continuación, especificar cómo debe realizarse cada una de ellas. En este proceso es importante identificar los datos de entrada y de salida de cada función, así como las restricciones que se deben tener en cuenta a la hora de su implementación. Por último, hay que detallar el comportamiento de la aplicación en caso de error, de modo que el usuario sepa cómo proceder en cada caso.