La estafa es un delito cometido mediante el engaño o el abuso de confianza. Se puede estafar a una persona mediante el engaño, utilizando técnicas de venta engañosas, por ejemplo. También se puede estafar a alguien mediante el abuso de su confianza, por ejemplo, aprovechándose de la buena fe de la víctima para obtener un beneficio ilícito. Para que se pueda considerar que se ha cometido una estafa, es necesario que se cumplan ciertos requisitos. En primer lugar, debe haber un engaño o un abuso de confianza. El engaño puede consistir en una representación falsa o en omitir información importante. Por ejemplo, si se vende un producto diciendo que tiene una característica que en realidad no tiene, se está cometiendo un engaño. También se puede estafar mediante el abuso de confianza, por ejemplo, aprovechándose de la buena fe de la víctima para obtener un beneficio ilícito. En segundo lugar, el engaño o el abuso de confianza deben ser intencionados. Es decir, el estafador debe actuar con la intención de engañar a la víctima para obtener un beneficio ilícito. En tercer lugar, la víctima debe actuar de buena fe. Es decir, la víctima no puede ser cómplice del estafador ni puede tener conocimiento de que se está cometiendo un fraude. En cuarto lugar, la víctima debe sufrir un perjuicio. Es decir, el estafador debe obtener un beneficio ilícito a expensas de la víctima. En algunos casos, el perjuicio puede ser material, como cuando se estafa dinero. En otros casos, el perjuicio puede ser moral, como cuando se estafa el afecto de la víctima.