Para iniciar un proceso de divorcio en España, hace falta que exista un mínimo de un año de separación matrimonial. Durante este año, los cónyuges han de permanecer separados de hecho, es decir, que cada uno debe vivir en un domicilio diferente. No obstante, la separación de hecho no es obligatoria para iniciar el proceso de divorcio. Si los cónyuges no llevan un año separados de hecho, podrán iniciar el proceso de divorcio si ambos lo solicitan de forma conjunta. Además, para iniciar el proceso de divorcio es necesario que al menos uno de los cónyuges tenga nacionalidad española o residencia legal en España.
Una vez que se ha iniciado el proceso de divorcio, los cónyuges tendrán que someterse a una mediación familiar. Esta es una etapa en la que se les ayudará a llegar a un acuerdo sobre los términos del divorcio. Si la mediación familiar no da resultado, entonces se procederá a un juicio de divorcio. En el juicio, un juez decidirá sobre los términos del divorcio, que incluirán la custodia de los hijos y la distribución de los bienes.