El auditor interno es una figura clave en la gestión de cualquier empresa. Su función principal es la de velar por el cumplimiento de la legalidad y la correcta aplicación de los procedimientos internos. Para ello, debe tener una amplia formación técnica y legal, así como una gran capacidad de análisis y síntesis.
Los requisitos para ser auditor interno son, por lo tanto:
- Formación técnica y legal: es imprescindible que el auditor interno tenga una formación sólida y amplia en materia de derecho mercantil, fiscalidad, contabilidad y finanzas. Debe estar al día en todas las novedades legislativas y técnicas que puedan afectar a la empresa.
- Capacidad de análisis: el auditor interno debe ser una persona capaz de analizar de forma detallada todos los aspectos de la gestión de la empresa, tanto los positivos como los negativos.
- Capacidad de síntesis: a partir de su análisis, el auditor interno debe ser capaz de sintetizar sus conclusiones y presentarlas de forma clara y concisa. Debe ser capaz de detectar las irregularidades y, sobre todo, de proponer soluciones para mejorar la gestión de la empresa.