Para que un acto administrativo sea válido, debe reunir los requisitos de forma y de fondo que establece la ley. En cuanto a la forma, el acto debe ser dictado por la autoridad competente, de acuerdo con las normas vigentes y de conformidad con lo dispuesto en la ley.
En cuanto al fondo, el acto administrativo debe ser conforme a derecho, es decir, debe estar dirigido a un fin lícito y no debe contravenir las normas jurídicas vigentes. Asimismo, el acto debe ser adecuado para producir los efectos que se le atribuyen, debiendo ser razonable y proporcionado a los fines perseguidos.
Para que un acto administrativo sea eficaz, debe ser válido y ejecutado oportunamente. La ejecución del acto administrativo es el cumplimiento de lo dispuesto en él, que debe hacerse de acuerdo con las formas y plazos establecidos.
En consecuencia, un acto administrativo es eficaz si cumple los requisitos de forma y de fondo establecidos en la ley, y si es ejecutado oportunamente.