Para que un contrato sea válido, debe cumplir con ciertos requisitos. En primer lugar, debe haber una oferta clara y una aceptación de esa oferta. La oferta debe ser específica y debe dejarse claro que se trata de una oferta vinculante. La aceptación de la oferta debe ser expresa y debe hacerse de forma voluntaria. Además, ambas partes deben estar de acuerdo en los términos del contrato y en las obligaciones que asumen.
Otro requisito es que las partes contratantes tengan capacidad legal para hacerlo. Esto quiere decir que deben tener suficiente madurez mental para comprender el alcance de lo que están contratando, así como las consecuencias de incumplir el contrato.
Por último, el objeto del contrato debe ser lícito. No se puede contratar para hacer algo ilegal o que viole los derechos de otras personas.
Si un contrato no cumple con todos estos requisitos, puede ser considerado nulo o inválido. Esto significa que las partes no están obligadas a cumplirlo y, por lo tanto, no pueden exigirsele a ninguna de ellas el cumplimiento de sus obligaciones.