La legitima defensa es un derecho reconocido por la mayoría de los ordenamientos jurídicos. Se trata de la defensa de una persona, de un bien o de un derecho frente a una agresión, siempre y cuando no se sobrepase la intensidad de la agresión. Para que se pueda alegar la legitima defensa, es necesario que se cumplan una serie de requisitos:
- Que exista una agresión: Se considera agresión toda acción u omisión que atente contra la libertad, la integridad física o la vida de las personas. No se considera agresión, por ejemplo, el simple empujón o el insulto. Tampoco se considera agresión el hecho de que alguien intente ejecutar una sentencia judicial. Para que se pueda alegar la legitima defensa, es necesario que exista una agresión real o inminente.
- Que la agresión no sea provocada por el agredido: Si la agresión es provocada por el agredido, este no podrá alegar la legitima defensa. Por ejemplo, si alguien insulta a otra persona y esta reacciona agrediéndolo, no podrá alegar la legitima defensa.
- Que la agresión sea ilegítima: Si la agresión es legítima, es decir, si se trata de una acción permitida por la ley, no se podrá alegar la legitima defensa. Por ejemplo, si alguien está siendo arrestado por un delito que ha cometido, no podrá alegar la legitima defensa si agrede a los policías que lo están arrestando.
- Que la reacción sea necesaria e proporcional a la agresión: La reacción debe ser necesaria para hacer frente a la agresión y debe ser proporcional a la intensidad de esta. Esto quiere decir que no se puede usar más violencia de la necesaria y que no se puede utilizar un arma si con un puñetazo basta. Si se sobrepasa la intensidad de la agresión, se deja de tratarse de una legitima defensa y se cometen delitos como lesiones o homicidio.
- Que no exista otra forma de hacer frente a la agresión: Si existe otra forma de hacer frente a la agresión que no implique la utilización de la violencia, no se podrá alegar la legitima defensa. Por ejemplo, si alguien está siendo agredido y puede huir o pedir ayuda, no podrá alegar la legitima defensa si decide agredir a su agresor.