Para poder bautizarse en la Iglesia Católica, se deben cumplir una serie de requisitos. En primer lugar, es necesario que la persona que desea bautizarse sea católica o, en su defecto, que esté dispuesta a convertirse. En segundo lugar, es imprescindible que la persona que va a ser bautizada no haya sido bautizada antes por ninguna otra religión, ya que el bautismo es un sacramento que se recibe una sola vez. Asimismo, es necesario que el bautizo se realice en agua bendita por un sacerdote o por un diácono, y que la persona que lo va a recibir haya sido previamente preparada para ello mediante catequesis.
En cuanto a los padrinos, según el Código de Derecho Canónico, deben ser católicos, mayores de edad, haber recibido los sacramentos de la Iniciación Cristiana (Bautismo, Confirmación y Eucaristía), y no estar impedidos por ningún impedimento canónico. Asimismo, según el mismo código, una persona no puede ser padrino de bautismo si es madrina de confirmación o viceversa.
En el bautismo, el niño recibe el nombre cristiano por el que será llamado en adelante. Por ello, es importante que los padres elijan un nombre que esté en concordancia con la fe cristiana. Aunque no es obligatorio, es muy habitual que los padres elijan el mismo nombre de pila para el niño que el de alguno de sus padrinos.