Un aval es una garantía, ya sea personal, real o hipotecaria, que se ofrece para responder por la deuda u obligación contraída por otra persona. Se trata, por tanto, de una figura garantista. En la mayoría de los casos, el avalista se compromete a responder de la deuda contraída por el deudor principal en el caso de que este último no pueda hacer frente a ella.
Los requisitos para avalar una deuda son los siguientes:
1. El avalista debe ser mayor de edad y tener capacidad de obrar.
2. No basta con que el avalista sea solvente, sino que debe tener una capacidad económica suficiente para hacer frente a la deuda en caso de que el deudor principal no pueda hacerlo.
3. Debe existir una relación de parentesco, amistad o confianza entre el avalista y el deudor, ya que de lo contrario el aval sería nulo.
4. El avalista debe estar de acuerdo en hacerse responsable de la deuda del deudor.
5. No debe haber ningún impedimento legal que impida al avalista responder de la deuda.
En algunos casos, el avalista puede exigir al deudor principal una serie de requisitos antes de aceptar hacerse responsable de su deuda, como por ejemplo, que esta última sea lo suficientemente solvente como para hacer frente a ella o que contrate un seguro de deuda que cubra el importe de la misma en caso de impago.