Los requerimientos no funcionales son aquellos que no especifican una función particular que debe realizar el software, sino que se refieren a su calidad y a su comportamiento. Por ejemplo, un requerimiento no funcional puede indicar que el software debe ser fácil de usar, o que debe ser rápido.
Usabilidad: Se refiere a la facilidad con la que un usuario puede aprender a usar una aplicación y a la eficacia con la que puede realizar tareas.
Rendimiento: Se refiere a la cantidad de tiempo y de recursos que una aplicación requiere para llevar a cabo una tarea.
Seguridad: Se refiere a la protección de los datos y de la información contra el acceso no autorizado.
Fiabilidad: Se refiere a la capacidad de una aplicación de funcionar de forma correcta durante un periodo de tiempo determinado.
Mantenibilidad: Se refiere a la facilidad con la que una aplicación puede ser modificada para corregir errores, mejorar su rendimiento o adaptarla a nuevos requerimientos.