Las oposiciones para la Guardia Civil exigen una serie de pruebas físicas a los aspirantes. El objetivo de estas pruebas es comprobar el nivel físico y la capacidad física de los candidatos para el desempeño de sus futuras funciones. Las pruebas físicas son, por lo tanto, un elemento esencial para el proceso de selección de la Guardia Civil.
Las pruebas físicas se dividen en tres categorías: pruebas de resistencia, pruebas de fuerza y pruebas de agilidad. Las pruebas de resistencia miden la capacidad del candidato para realizar esfuerzos físicos prolongados, mientras que las pruebas de fuerza evalúan la capacidad del candidato para levantar y mover objetos pesados. Las pruebas de agilidad, por su parte, evalúan la capacidad del candidato para realizar movimientos rápidos y precisos.
Cada una de las pruebas físicas se puntuará de 0 a 10, siendo la puntuación mínima requerida para superar la prueba de 6 puntos. Los candidatos que no superen las pruebas físicas no podrán continuar con el proceso de selección.