El ingreso mínimo vital es una prestación económica que tiene como objetivo garantizar un nivel mínimo de renta a aquellas personas que no dispongan de otros ingresos suficientes para hacer frente a sus necesidades básicas. Se trata de una prestación contínua, periódica y personal que se otorga de forma automática a quienes reúnan los requisitos establecidos en la normativa, sin necesidad de que realicen ningún tipo de tramitación. El ingreso mínimo vital está sujeto a revisión periódica y se revaloriza anualmente en función de la evolución de los precios al consumo.
La prestación se otorga en función de la situación de cada uno, de forma que se adapta a las necesidades de cada hogar. Así, en el caso de las personas mayores de 65 años, el ingreso mínimo vital será de 964 euros mensuales. En el caso de las familias numerosas, la prestación se incrementará en un 20%. Y en el caso de las personas con discapacidad, el ingreso mínimo vital será de 1.040 euros mensuales.
Para poder acceder a la prestación, los beneficiarios deberán acreditar que no disponen de otros ingresos suficientes. No obstante, en el caso de las personas mayores de 65 años y las personas con discapacidad, se podrán acreditar otros ingresos por pensión o prestación por discapacidad de hasta un 50% del importe mensual de la prestación.