La incapacidad permanente es una prestación que se otorga a las personas que, como consecuencia de una enfermedad o un accidente, han sufrido una disminución física o mental que les imposibilita para el desempeño de su actividad habitual y profesional. Dicha prestación se otorga de forma mensual y es compatible con otras prestaciones por desempleo, por invalidez o por jubilación.
Para acceder a la prestación de incapacidad permanente, el interesado deberá cumplir una serie de requisitos, entre los que se encuentran los siguientes:
Una vez que se cumplan estos requisitos, el interesado deberá solicitar la prestación a través del procedimiento establecido para ello. En la solicitud se deberán indicar los datos personales, la dirección y el teléfono de contacto, así como los datos relativos a la enfermedad o accidente que ha provocado la incapacidad. También se deberá adjuntar la documentación acreditativa de dicha enfermedad o accidente, así como la certificación médica que acredite la disminución de la capacidad laboral.
Una vez solicitada la prestación, la Entidad Gestora de la Seguridad Social analizará la documentación aportada y, en función de ello, determinará si el solicitante cumple o no con los requisitos para acceder a la prestación. En caso de que así sea, se le notificará al interesado la concesión de la prestación y se le indicará el importe mensual a percibir, que será abonado directamente a su cuenta bancaria.
En caso de que la solicitud sea denegada, el interesado podrá presentar un recurso de reconsideración ante la propia Entidad Gestora de la Seguridad Social. Si tras el análisis del recurso se confirma la denegación de la prestación, el interesado podrá interponer un recurso contencioso-administrativo ante el Tribunal Superior de Justicia de su Comunidad Autónoma.