La emancipación de un menor de edad es el acto mediante el cual este adquiere la capacidad de obrar, es decir, adquiere plena capacidad jurídica para actuar en todos los ámbitos de la vida civil. A partir de ese momento, el menor de edad deja de estar sujeto a la patria potestad de sus progenitores y pasa a ser una persona con plena capacidad de obrar.
En España, la edad mínima para emanciparse es 16 años, aunque existen algunas excepciones que permiten que los menores de esta edad puedan emanciparse. Para poder solicitar la emancipación, es necesario que el menor de edad cumpla ciertos requisitos, entre los que se encuentran los siguientes:
Una vez que se cumplen todos los requisitos, el menor de edad deberá presentar la solicitud de emancipación ante el Juez de Primera Instancia del lugar de su empadronamiento. El Juez, una vez verificado que se cumplen todos los requisitos, acordará la emancipación del menor de edad.
La emancipación de un menor de edad conlleva ciertas consecuencias, entre las que se encuentran las siguientes: